El Palais de la Bourse

Es un edificio que simboliza el crecimiento de Marsella en el siglo XIX, gracias a la influencia del comercio. En 1834, ante la exigencia de sus instalaciones debida a la creciente actividad, la Cámara de Comercio decidió crear una nueva Bolsa de Valores, más grande y más adaptada a la situación de Marsella y a su posición comercial privilegiada. El lugar definitivo fue objeto de intensos debates entre los distintos partidos, y es finalmente La Canebière fue elegida como "punto de encuentro de las dos mitades de la ciudad". Situado en el primer distrito de la Ciudad Foceana, no se puede perder cuando se visita el Puerto Viejo. Testimonio de la riqueza de la historia de Marsella, les invitamos a visitarlo si vienen a Marsella.
Símbolo del esplendor del Segundo Imperio

El arquitecto Pascal Coste dibujó los planos en 1849 y las obras comenzaron en 1852. Las obras se encontraron con algunas dificultades debido a la naturaleza del suelo, que es bastante arcilloso. Una vez que el problema fue resuelto, la construcción pudo comenzar. La inauguración se celebró en 1860, en presencia de Napoleón III y de la princesa Eugenia, el Palais de la Bourse es la encarnación perfecta del estilo del Segundo Imperio en Francia. Sin embargo, tardo casi 20 años para que todos los acabados sean completados. Su construcción marca el punto de partida de la gran ola de construcción de edificios públicos en Marsella a mediados del siglo XIX. El arquitecto del proyecto, Pascal Coste, lo consideró la obra maestra de su carrera. Para ello, contrató a los pintores y escultores más talentosos de la época, entre ellos Auguste Ottin, Armand Toussant y Eugène Guillaume, apodados los tres "Grand Prix de Rome".

Arquitectura

El Palais de la Bourse tiene una forma rectangular de 47 metros de frente, 68 metros de profundidad y 30 metros de altura. Esto significa que las dimensiones son imponentes y monumentales. La fachada rinde homenaje a famosos exploradores como Cook, Magallanes, Colomb, Gama, La Pérouse.... La escultura de la parte superior evoca los brazos de la ciudad de Marsella, flanqueada por figuras alargadas que representan el océano y el Mediterráneo. A cada lado de las esculturas están representados los dos navegantes euthymen y Pythéas. El reloj del centro del frontón es obra de Henry Lepaute, el relojero del emperador y de París. Existen, por supuesto, alegorías sobre la navegación y el comercio. El edificio fue dañado durante la Segunda Guerra Mundial por proyectiles militares, pero también por incendios e inundaciones en 1944.

Visitar del interior del Palais de la Bourse

El interior también merece una visita, sería una lastima pararse a las puertas de este edificio que contiene una gran sala de exposiciones de más de 1.000 m² lujosamente pavimentada con mármol y decorada. Hay dieciocho arcadas y diez magníficos paneles en relieve que representan los grandes momentos de la historia de la ciudad. Así, se representan "la fundación de Marsella", "Marsella que se hace cristiana" y "la cámara de comercio que recibe los planos de la Bourse". También se reproducen conquistas, victorias y expediciones científicas. En las arcadas todavía encontramos una referencia al comercio. Éstos contienen los nombres de los socios comerciales de la ciudad, es decir: Portugal, Egipto, Túnez, Indochina....

Aún hoy, la Cámara de Comercio sigue allí, ¡y es la más antigua de Francia! La parte derecha de la planta baja de este monumento de Marsella está ocupada desde 1946 por el Museo de la Marina, que organiza regularmente exposiciones, pero también por el Museo de la Economía.

Para los que desean visitar Marsella sin coger el coche o el transporte público, ¿por qué no optar por el alquiler de bicicletas o de segways? El Petit train de Marseille en el Viejo Puerto es también una excelente manera de descubrir la ciudad y de entretener a los más pequeños.

Por último, no olviden llevar sus entradas para la visita de los monumentos en la taquilla para evitar las colas de espera.